¡Agárrate, que vienen curvas! Si has estado navegando por la red últimamente, seguro que te ha llegado el bombazo: una nueva aplicación llamada Sora, creada por los genios de OpenAI (los mismos de ChatGPT), supuestamente lo está petando. La noticia que circula, como la pólvora, es que en apenas unos días desde su lanzamiento el 30 de septiembre, ha superado el millón de descargas, dejando atrás al mismísimo ChatGPT. Pero, como buenos periodistas, hemos escarbado un poco y la historia tiene más matices de los que parece.
Entonces, ¿qué es exactamente Sora y por qué tanto alboroto?
Para empezar, pongámonos en situación. Sora no es una app cualquiera. Es una herramienta de inteligencia artificial que convierte texto en vídeo. Sí, has leído bien. Le escribes una idea, por loca que sea, y Sora crea un clip de vídeo de hasta un minuto con una calidad y un realismo que asustan. Puede generar escenas complejas, personajes con emociones y movimientos de cámara dignos de una película. La promesa es alucinante: democratizar la creación audiovisual para que cualquiera con una buena idea pueda contarla en formato vídeo.
La noticia de su lanzamiento, supuestamente el 30 de septiembre, vino acompañada de cifras espectaculares. Se habló de más de un millón de descargas en menos de cinco días, superando el ritmo inicial de ChatGPT. El propio Bill Peebles, jefe de Sora en OpenAI, habría confirmado estas cifras en la red social X, añadiendo que el equipo trabajaba a tope para seguir el ritmo del "crecimiento imparable".
La gran pregunta: ¿ya podemos descargar Sora?
Aquí es donde la cosa se pone interesante. A pesar del revuelo, la realidad es que Sora no está disponible para todo el mundo. Su lanzamiento ha sido limitado, por ahora, a Estados Unidos y Canadá, solo para dispositivos iOS (iPhone y iPad) y, lo más importante, ¡funciona con invitación! Así que no, no puedes ir corriendo a la App Store y descargarla sin más, al menos de momento.
Este éxito inicial, aunque restringido, ha provocado un efecto secundario: la aparición de decenas de aplicaciones falsas que intentan aprovecharse del tirón. Muchas apps con nombres como "Sora 2" o "AI Video Generator" han inundado las tiendas de aplicaciones, acumulando cientos de miles de descargas y generando ingresos a costa de la confusión. Así que, ¡mucho ojo con lo que descargas!
El lado oscuro de la creatividad: deepfakes y polémicas
Como toda tecnología potente, Sora ha llegado con una buena dosis de controversia. La facilidad para crear vídeos hiperrealistas ha encendido todas las alarmas sobre los deepfakes y la desinformación. Una de las funciones más polémicas es "Cameo", que permite a los usuarios crear versiones digitales de sí mismos (o de otros, con su permiso) para protagonizar los vídeos.
Esto ha llevado a situaciones muy delicadas. Una de las más sonadas ha sido la de Zelda Williams, hija del fallecido actor Robin Williams. Zelda ha pedido públicamente que la gente deje de enviarle vídeos de su padre generados con IA, calificándolos de "horrendo monstruo de Frankenstein" y una falta de respeto a su memoria. Su caso ha puesto sobre la mesa un debate ético crucial: ¿tenemos derecho a "resucitar" digitalmente a personas fallecidas sin el consentimiento de sus familias?
Además, han surgido problemas de derechos de autor, con vídeos que usan sin permiso personajes de series como Bob Esponja o Rick and Morty. OpenAI ha asegurado que está implementando medidas para bloquear la creación de figuras públicas y que dará a los propietarios de derechos más control, pero la polémica ya está servida.
Conclusión: un futuro fascinante y lleno de retos
Desde mi punto de vista, Sora es una de esas tecnologías que marcan un antes y un después. El potencial creativo que pone en nuestras manos es, sencillamente, brutal. Abre la puerta a nuevas formas de arte, de entretenimiento y de comunicación que hoy apenas podemos imaginar. Sin embargo, no podemos ser ingenuos. El poder de crear realidades falsas con un solo clic es un arma de doble filo. La polémica con los deepfakes y los derechos de autor no es un problema menor, sino el gran desafío que OpenAI y la sociedad en su conjunto deben abordar. La clave estará en encontrar el equilibrio: fomentar la increíble creatividad que Sora desata mientras construimos barreras éticas y legales lo suficientemente fuertes para protegernos de sus peligros. El futuro del vídeo ya está aquí, y es tan emocionante como vertiginoso.