Smart Working en Italia: ¡Volvemos a crecer en 2025! Pero no para todos...

Tras un pequeño bache en 2024, el trabajo a distancia en Italia vuelve a tomar impulso. Este año, casi 3,6 millones de personas trabajan en remoto, con un auge en el sector público. Sin embargo, las pequeñas empresas van a contracorriente. ¿Qué está pasando? Te lo contamos todo con los datos más recientes del Observatorio del Politécnico de Milán.
La noticia

¡Hola a todos los entusiastas del trabajo flexible! Si pensabas que la fiebre del smart working se estaba apagando, tenemos noticias frescas que te van a interesar. Después de una ligera caída en 2024, el trabajo a distancia en Italia vuelve a coger carrerilla en 2025. Según los últimos datos calentitos del prestigioso Observatorio de Smart Working del Politécnico de Milán, este año somos unos 3.575.000 trabajadores los que, al menos una parte de nuestro tiempo, decimos "adiós" a la oficina tradicional. Esto supone un modesto pero significativo aumento del 0,6% respecto al año pasado.

El sector público pisa el acelerador

La sorpresa más grande nos la ha dado el sector público. ¡Aquí el crecimiento ha sido espectacular! Hablamos de un aumento del 11%, alcanzando la cifra de 555.000 empleados públicos que trabajan en remoto. Esto significa que aproximadamente el 17% de los trabajadores de la Administración Pública ya disfrutan de esta modalidad. Parece que, por fin, se están implementando políticas más estructuradas que favorecen la eficiencia y la tan deseada conciliación entre la vida laboral y personal. De hecho, el 67% de las administraciones públicas ya tienen iniciativas de trabajo flexible, 6 puntos más que en 2024.

Las grandes empresas no se quedan atrás

Las grandes corporaciones siguen apostando fuerte por el modelo híbrido. Con un incremento del 1,8%, ahora cuentan con 1.945.000 de empleados en remoto, lo que se traduce en que más de la mitad de su personal (un 53%) ya no está atado a la silla de la oficina a tiempo completo. Es más, el 95% de estas grandes compañías ya tienen proyectos de smart working bien definidos, con políticas y guías claras para todos. Esto demuestra que el trabajo ágil ha dejado de ser un experimento para convertirse en un pilar fundamental de su organización.

La otra cara de la moneda: las pymes en retroceso

Pero no todo son buenas noticias. Mientras los gigantes y el sector público avanzan, las pequeñas y medianas empresas (pymes) parecen ir en dirección contraria. Aquí, el número de trabajadores en remoto ha sufrido una caída considerable: un -7,7% en las pymes y un -4,8% en las microempresas. En este universo empresarial, solo el 8% del total de los empleados trabaja a distancia.

¿A qué se debe esta tendencia? Parece que en las empresas más pequeñas, la flexibilidad a menudo se gestiona de manera informal, con acuerdos directos entre el jefe y el empleado, en lugar de políticas estructuradas. Solo el 45% de las pymes adopta iniciativas de este tipo, lo que supone 8 puntos menos que el año anterior. La resistencia al cambio, la dificultad para medir el rendimiento por objetivos en lugar de por horas de presencia y una cultura de liderazgo más tradicional podrían ser algunos de los frenos.

¿Hemos alcanzado todo nuestro potencial?

A pesar de estas cifras, parece que todavía hay mucho margen de mejora. El Observatorio estima que hay un potencial de casi 3 millones de nuevos smart workers en Italia. Un 21% de los que actualmente no trabajan en remoto afirman que podrían realizar al menos la mitad de sus tareas desde casa con la misma eficacia. Si sumamos, ¡nos acercaríamos al pico de 6,5 millones que se alcanzó durante la pandemia!

En mi opinión, estos datos nos pintan un cuadro muy claro: el smart working ya no es una opción, es una realidad consolidada que está redefiniendo nuestra forma de entender el trabajo. La brecha entre las grandes y las pequeñas empresas es preocupante, pero también representa una oportunidad. Las pymes que logren superar las barreras culturales y de gestión y adopten modelos de trabajo flexibles de manera estructurada, no solo mejorarán la satisfacción y el bienestar de sus empleados, sino que también ganarán en competitividad y atraerán más talento. El futuro es híbrido, y quien no se suba a este tren, corre el riesgo de quedarse atrás.