¡Hola a todos, apasionados de la tecnología y las finanzas! Hoy vamos a hablar de un tema que lleva tiempo sonando en los pasillos de Bruselas y Frankfurt, pero que pronto podría estar en nuestros móviles: el euro digital. El Banco Central Europeo (BCE) lleva años trabajando en este proyecto, una versión electrónica de nuestro efectivo de toda la vida. La idea es adaptarse a un mundo cada vez más digitalizado, donde pagar con el móvil o la tarjeta es el pan de cada día. Pero, como en todo gran cambio, surge la pregunta del millón: una vez que esté disponible, ¿lo usaremos de verdad?
Para responder a esta pregunta, la prestigiosa escuela de negocios italiana SDA Bocconi, en colaboración con el banco digital Revolut, ha puesto en marcha una investigación a gran escala. Y los resultados, presentados recientemente en Milán, son de lo más interesantes. Lejos de ser un "sí" rotundo al plan actual del BCE, el estudio revela que los ciudadanos europeos tienen sus propias ideas sobre cómo debería ser el dinero digital del futuro.
¿Qué es exactamente el euro digital del BCE?
Antes de meternos en faena con el estudio, pongámonos en situación. El euro digital, tal y como lo plantea el BCE, sería una moneda digital emitida por el propio banco central, lo que le daría un respaldo y una seguridad institucional que no tienen, por ejemplo, las criptomonedas. No pretende sustituir al efectivo, sino complementarlo, ofreciendo una opción de pago pública, segura y gratuita para todos en la eurozona. Podríamos usarlo para pagar en tiendas, online o incluso para hacer transferencias entre particulares, como un Bizum pero con el sello del BCE.
Sin embargo, el modelo actual del BCE presenta algunas características que generan debate. Por ejemplo, su distribución se realizaría a través de intermediarios privados (los bancos comerciales de siempre) y tendría ciertos límites en la cantidad que podemos acumular y gastar, para evitar problemas de estabilidad financiera.
La voz de los ciudadanos: más simple y más público
Aquí es donde entra en juego el estudio de SDA Bocconi y Revolut. La investigación, que encuestó a más de 2,3 millones de clientes de Revolut en 27 países europeos y obtuvo 17.000 respuestas válidas, planteó dos escenarios alternativos al modelo oficial del BCE. La conclusión principal es clara: para que el euro digital triunfe, "debe ser más simple y accesible, más público y menos dependiente de actores privados".
Los dos modelos alternativos que propuso el estudio y que recibieron un mayor apoyo por parte de los encuestados fueron:
- Digital Cash (Efectivo Digital): Imagina una versión del efectivo, pero en tu móvil. Sería emitido y gestionado directamente por el BCE, sin intermediarios. No tendría límites de tenencia o gasto, funcionando exactamente igual que los billetes y monedas que llevamos en la cartera. Podríamos tener una "wallet" pública directamente con el BCE.
- Euro Token: Esta opción es para los más techies. Se trataría de un "token" digital basado en una blockchain pública, también emitido por el BCE. Su gran ventaja sería la integración nativa con el ecosistema de las criptomonedas y las finanzas descentralizadas (DeFi), abriendo un mundo de posibilidades para la innovación.
Según los resultados, tanto el Digital Cash como el Euro Token superaron en aceptación al modelo oficial del euro digital en todos los indicadores medidos: utilidad percibida, facilidad de uso, confianza e intención de adopción. Parece que los europeos valoran la idea de tener un dinero digital que sea verdaderamente público y sin las ataduras de la banca tradicional.
¿Por qué es tan importante escuchar al usuario?
Gianmaria Scocca, directivo de Revolut Bank, hizo una comparación muy acertada durante la presentación del estudio, aludiendo a la necesidad de no repetir errores del pasado, como los vistos con el "Green Deal", donde algunas normativas tuvieron que modificarse sobre la marcha por ser poco eficaces. El objetivo final, según Scocca, es "aumentar la competencia, reducir los costes tanto para los comerciantes como para los consumidores y reforzar la autonomía estratégica de Europa en el panorama de los pagos".
Y es que el desafío no es menor. Ya existen multitud de métodos de pago digitales muy eficientes y populares. Para que los ciudadanos y comerciantes adopten el euro digital, necesitan ver una ventaja clara, ya sea en costes, comodidad o seguridad. No puede ser simplemente una infraestructura impuesta desde arriba; tiene que resolver problemas reales del día a día.
Mi opinión sobre el asunto
Como periodista que sigue de cerca la evolución tecnológica, creo que este estudio es un toque de atención muy necesario. El proyecto del euro digital es fundamental para la soberanía monetaria de Europa en un mundo dominado por gigantes tecnológicos privados, la mayoría no europeos. Sin embargo, el éxito de un proyecto de esta magnitud no se mide solo en los despachos de los bancos centrales, sino en la calle, en cada tienda y en cada transacción online.
El BCE tiene la oportunidad histórica de crear un producto financiero público, moderno y que responda de verdad a las necesidades de la gente. Los resultados del estudio de Bocconi y Revolut marcan un camino claro: los ciudadanos quieren simplicidad, control directo y menos intermediarios. El concepto de "Digital Cash", un efectivo público y sin restricciones en formato digital, parece el más prometedor y el que mejor encarna el espíritu de lo que debería ser el dinero de un banco central. Ignorar esta preferencia sería un error que podría convertir al euro digital en un proyecto técnicamente impecable pero socialmente irrelevante. Esperemos que en Frankfurt tomen buena nota.