¡Saltan las alarmas en el mundo digital! Dinamarca ha puesto sobre la mesa una propuesta que no ha dejado indiferente a nadie: prohibir el uso de varias redes sociales a los niños y jóvenes menores de 15 años. Así lo anunció la primera ministra, Mette Frederiksen, durante su discurso de apertura de la sesión parlamentaria, con una frase contundente que resuena con fuerza: "El teléfono móvil y las redes sociales roban la infancia de nuestros hijos".
La noticia ha corrido como la pólvora y ha abierto un intenso debate sobre la protección de los menores en la era de internet. Y es que, según palabras de la propia Frederiksen, el gobierno siente que se ha "desatado un monstruo que ha provocado que nunca antes tantos niños y jóvenes hayan sufrido ansiedad y depresión".
¿En qué consiste exactamente la propuesta danesa?
Aunque el proyecto de ley todavía no tiene una fecha de presentación concreta, ya se conocen algunos de sus puntos clave. La idea principal es establecer una barrera de edad a los 15 años para el acceso a ciertas plataformas sociales. Sin embargo, el plan no es una prohibición total y sin matices. Aquí te dejamos los detalles más importantes:
- Edad mínima: 15 años para poder crearse un perfil en redes sociales de forma autónoma.
- Excepción con permiso parental: El borrador contempla la posibilidad de que los padres o tutores legales autoricen a sus hijos a utilizar estas plataformas a partir de los 13 años.
- El porqué de la medida: El gobierno danés se apoya en datos preocupantes. Según la primera ministra, el 60% de los jóvenes daneses de entre 11 y 19 años prefiere quedarse en casa en su tiempo libre en lugar de salir con sus amigos. Además, se vincula el uso excesivo de estas plataformas con un aumento de la ansiedad, la depresión y dificultades en la concentración y la lectura entre los más jóvenes.
Lo que todavía es una incógnita es cómo se llevará a cabo el control para asegurar que la prohibición se cumpla. Este es, sin duda, uno de los mayores desafíos técnicos y legales a los que se enfrenta la propuesta.
Un debate que cruza fronteras
La iniciativa de Dinamarca no es un caso aislado. Cada vez más países muestran su preocupación por el impacto del mundo digital en los menores y buscan fórmulas para regularlo. Es una tendencia global que pone el foco en la responsabilidad de las grandes tecnológicas.
Por ejemplo, en la Unión Europea, países como España, Francia y Grecia han propuesto conjuntamente establecer una edad mínima a nivel comunitario para acceder a las redes sociales. Su objetivo es crear mecanismos obligatorios para verificar la edad de los usuarios y desarrollar diseños de aplicaciones adaptados que minimicen las "arquitecturas adictivas", como la reproducción automática de vídeos o la personalización extrema de los perfiles.
Fuera de Europa, Australia ha sido uno de los países pioneros, aprobando una ley que prohíbe el acceso a redes sociales como TikTok, Instagram o Facebook a los menores de 16 años. Esta legislación, que entrará en vigor próximamente, contempla multas millonarias para las plataformas que no implementen sistemas de verificación de edad eficientes. Sin embargo, gigantes como Google ya han advertido de que la ley será "extremadamente difícil de aplicar" y podría tener consecuencias no deseadas.
Una reflexión necesaria
La propuesta danesa nos obliga a pararnos a pensar. Es innegable que las redes sociales forman parte de nuestro día a día y ofrecen un espacio para la comunicación y la creatividad. Sin embargo, también es evidente que su uso descontrolado a edades tempranas puede tener efectos muy negativos. Prohibir no suele ser la solución mágica, pero sí puede ser un primer paso para generar una conversación social imprescindible sobre cómo educar a nuestros niños y jóvenes en el entorno digital. Quizás el verdadero reto no está solo en poner límites de edad, sino en enseñar a utilizar estas herramientas de una forma crítica, sana y responsable, fomentando un equilibrio entre el mundo online y el offline que parece haberse perdido. La iniciativa de Dinamarca, más allá de si se aprueba o no, ya ha conseguido algo importante: poner este vital asunto en el centro del debate público.