Cuando piensas en ChatGPT, ¿qué te viene a la mente? Probablemente, lo asocias con una herramienta increíblemente útil para redactar correos, programar o resumir documentos larguísimos en el trabajo. Y no te equivocas, pero te estarías perdiendo la mayor parte de la historia. Un estudio revelador, fruto de la colaboración entre OpenAI y el prestigioso National Bureau of Economic Research (NBER), nos acaba de dar una bofetada de realidad: la gran mayoría de nosotros usamos esta inteligencia artificial para nuestra vida personal.
Así es, de cada diez conversaciones que mantenemos con el chatbot, más de siete (un 73% para ser exactos) no tienen nada que ver con la oficina. Esto marca un cambio de tendencia importante, ya que hace apenas un año, el uso personal rondaba el 53%. Parece que, poco a poco, hemos empezado a ver a ChatGPT menos como un asistente de productividad y más como un consejero, un tutor o incluso una fuente de inspiración para nuestros hobbies y curiosidades.
La mujer conquista la IA: adiós a la brecha de género
Uno de los datos más sorprendentes y positivos del estudio es el cambio demográfico de sus usuarios. Si al principio de su lanzamiento, la plataforma era un territorio predominantemente masculino (con cerca de un 80% de usuarios hombres), la tortilla se ha dado la vuelta por completo. A mediados de 2025, las mujeres no solo han alcanzado la paridad, sino que ya representan más de la mitad de los usuarios, con un 52%. Este salto, desde el 37% que representaban en enero de 2024, es una noticia fantástica que demuestra cómo la IA se está democratizando y convirtiéndose en una herramienta universal.
¿Y para qué lo usamos exactamente? Las tres grandes categorías
El estudio, que analizó la friolera de 1,5 millones de conversaciones para garantizar la privacidad, identificó tres tipos principales de uso que, juntos, suman casi el 80% de todas las interacciones. Vamos a verlos:
- Guía práctica: Esta es la categoría reina, con un 29% del total. Aquí metemos todo lo que tiene que ver con pedir consejos, buscar tutoriales para arreglar algo en casa, encontrar ideas creativas para un regalo o incluso recibir orientación para tomar decisiones importantes.
- Búsqueda de información: Con un 24%, esta categoría no sorprende. Usamos ChatGPT como un buscador superpotente para que nos explique conceptos complejos, nos resuma la trama de una película o nos dé datos sobre cualquier tema que se nos ocurra.
- Escritura: También con un 24%, este uso es muy popular. Pero ojo, no se trata tanto de pedirle que escriba un libro desde cero. La mayoría de las veces, lo que hacemos es pedirle que mejore un texto que ya hemos escrito: corregir la gramática, cambiar el tono, traducirlo a otro idioma o resumirlo.
En el trabajo: un copiloto, no un sustituto
Aunque el uso personal domine, el 27% restante dedicado al ámbito profesional sigue siendo muy significativo. En este terreno, la escritura es la actividad principal, suponiendo el 40% de todos los mensajes relacionados con el trabajo. Desde directivos hasta personal administrativo, todos parecen coincidir en que es un gran aliado para pulir documentos, correos y presentaciones.
Lo interesante es que, incluso aquí, su rol es más de apoyo que de reemplazo. La mayoría de las solicitudes de escritura (casi dos tercios) consisten en modificar o revisar textos ya existentes, no en crearlos desde la nada. Esto sugiere que vemos la IA como una herramienta para potenciar nuestra productividad y mejorar la calidad de nuestro trabajo, no para que lo haga por nosotros.
Un fenómeno global y en expansión
El alcance de ChatGPT es simplemente masivo. Se estima que ya lo utiliza el 10% de la población adulta mundial, con un crecimiento especialmente rápido en países de ingresos bajos y medios. Esta expansión global es otra señal de su democratización, convirtiéndose en un recurso accesible para personas de diferentes contextos económicos y culturales.
En definitiva, parece que hemos adoptado a ChatGPT como algo más que una simple herramienta tecnológica. Lo hemos integrado en nuestra vida cotidiana como un consultor siempre disponible, un profesor paciente y una fuente inagotable de ideas. Esta tendencia hacia un uso más personal y "humanizado" de la inteligencia artificial probablemente no hará más que crecer en los próximos años. Lejos de ser una moda pasajera, estamos presenciando cómo la IA se convierte en una compañera inseparable en nuestro día a día, ayudándonos a aprender, crear y, en definitiva, a desenvolvernos mejor en el mundo. La pregunta ya no es si usaremos la IA, sino cómo esta relación seguirá evolucionando y transformando nuestras vidas.