Un diseño que refina una fórmula ganadora
A primera vista, el Samsung Galaxy S25 5G sigue la línea de diseño de sus predecesores, lo cual no es para nada malo. Mantiene esa estética premium y reconocible, con un cuerpo que se siente robusto y muy cómodo en la mano. Este año, Samsung parece haberse centrado en pulir los pequeños detalles, como reducir ligeramente los biseles para ofrecer una experiencia de pantalla aún más inmersiva. El terminal está construido con materiales de alta calidad, combinando un marco de aluminio resistente con cristal tanto en la parte delantera como en la trasera, y por supuesto, cuenta con certificación IP68 de resistencia al agua y al polvo.
El modelo base, el S25, sigue siendo una opción fantástica para quienes prefieren un dispositivo más compacto y manejable sin sacrificar potencia. Con sus 6.2 pulgadas, es fácil de usar con una sola mano, algo que se agradece en un mercado dominado por teléfonos de gran tamaño.
Pantalla: un espectáculo visual que no decepciona
Si hay algo en lo que Samsung rara vez falla es en las pantallas, y el Galaxy S25 5G no es la excepción. Monta un panel Dynamic LTPO AMOLED 2X que es, sencillamente, espectacular. La resolución FHD+ es más que suficiente para este tamaño, ofreciendo una nitidez y claridad impresionantes. Lo que realmente marca la diferencia es su tasa de refresco adaptativa de 120 Hz, que hace que todo, desde navegar por la interfaz hasta jugar, se sienta increíblemente fluido. Además, el brillo máximo de 2600 nits asegura una visibilidad perfecta incluso bajo la luz directa del sol.
Rendimiento y software: potencia bruta con un toque de IA
En el corazón del Samsung Galaxy S25 5G late el procesador Qualcomm Snapdragon 8 Elite, la joya de la corona de Qualcomm para la gama alta de 2025. Este chip, fabricado en un proceso de 3nm, no solo ofrece una potencia descomunal para cualquier tarea o juego que le pongas por delante, sino que también promete una mayor eficiencia energética. En el uso diario, el teléfono vuela. Las aplicaciones se abren al instante, la multitarea es impecable y no hemos experimentado ningún tipo de lag o ralentización, incluso en sesiones de juego intensivas.
El software viene de la mano de One UI 7, basado en Android 15. La capa de personalización de Samsung sigue madurando y ofrece una experiencia muy completa y personalizable. La gran apuesta de este año es, sin duda, la Inteligencia Artificial (Galaxy AI). Samsung ha integrado funciones de IA en todo el sistema, desde la cámara hasta el asistente de voz, con el objetivo de hacer la interacción con el teléfono más natural e intuitiva. Algunas de estas funciones, como la edición de fotos generativa o la traducción de llamadas en tiempo real, son realmente útiles y marcan un antes y un después en la experiencia de usuario.
Un apartado fotográfico versátil y de alta calidad
El sistema de cámaras del Samsung Galaxy S25 5G mantiene la configuración de triple lente que tan buenos resultados ha dado en generaciones anteriores. Contamos con un sensor principal de 50 MP, un ultra gran angular de 12 MP y un teleobjetivo de 10 MP con zoom óptico 3x. Aunque el hardware pueda parecer similar al del año pasado, el verdadero salto se encuentra en el procesamiento de imagen, potenciado por el nuevo procesador y la IA.
En condiciones de buena luz, las fotografías son excepcionales: colores vivos, un gran nivel de detalle y un rango dinámico excelente. El teleobjetivo 3x sigue siendo uno de los mejores del mercado en su rango, ofreciendo imágenes nítidas y estables. Donde se nota una mejora es en la fotografía nocturna, donde el nuevo procesamiento consigue reducir el ruido y capturar más luz, obteniendo resultados muy notables.
Autonomía: cumpliendo sin alardes
La batería del Samsung Galaxy S25 5G tiene una capacidad de 4.000 mAh. Gracias a la eficiencia del nuevo procesador, la autonomía es suficiente para superar el día de uso intensivo sin mayores problemas. No es la batería más grande del mercado, pero la optimización de software y hardware consigue un rendimiento muy correcto. En cuanto a la carga, mantiene los 25W por cable y 15W de forma inalámbrica. Aquí sí que nos hubiera gustado ver un salto mayor, ya que la competencia aprieta fuerte en este aspecto.
Veredicto final
El Samsung Galaxy S25 5G es una evolución lógica y muy bien ejecutada. No reinventa la rueda, pero pule una fórmula que ya era excelente. Ofrece un rendimiento de primer nivel, una de las mejores pantallas del mercado y un sistema de cámaras muy versátil y fiable. La integración de la IA añade un valor diferencial que, aunque aún tiene margen de mejora, apunta hacia el futuro de la interacción móvil. Si bien la velocidad de carga podría ser mejor y el diseño es continuista, estamos ante uno de los mejores teléfonos compactos de gama alta del año, una compra segura para quien busque un dispositivo potente, equilibrado y con soporte de actualizaciones a largo plazo.